jueves, 17 de marzo de 2011

CAPÍTULO XII. EL PASTOR PEDRO CUENTA A DON QUIJOTE Y LOS CABREROS EL AMOR DE GRISÓSTOMO A MARCELA

Estaba curándole a don Quijote la oreja un cabrero cuando llegó Pedro, el mozo que los abastecía de comida,  con la noticia de lo que había ocurrido en el pueblo. Un estudiante de Salamanca, rico y buen compositor de versos,  Grisóstomo,  había muerto por el desdén que le mostró la pastora Marcela por la que estaba profundamente enamorado.. En su testamento había mandado que fuera enterrado en el campo, "como si fuese moro, al pie de de la peña, donde está la fuente del alcornoque, donde dicen que por primera vez vio a su amada".  Se opusieron los curas, pero Ambrosio, amigo de Grisóstomo, dijo que se había de cumplir como este había mandado en el testamento. Era Grisóstomo un joven rico, cuando su padre falleció, quedó en posesión de bienes muebles (aperos y ganados) y bienes raíces (fincas); Era una persona culta y tenía conocimientos de astrología. Además componía villancicos ( se cantaban en la misa del Gallo); y escribía autos sacramentales (los autos sacramentales eran piezas teatrales de un sólo acto y se representaban el día del Corpus Christi) . Un día se vistió de pastor, junto con su amigo Ambrosio y se marcharon al campo, en busca de Marcela de la que Grisóstomo estaba profundamente enamorado.
Esta era huérfana de padre y de madre. El padre fue un rico labrador con más fortuna que la de Grisóstomo. Se casó con una mujer que era admirada en el pueblo por su honestidad y hermosura. Murió en el parto de Marcela. Al poco tiempo, murió el marido por la pérdida de su mujer. A la niña la crio un tío suyo que era sacerdote en el lugar. Desde pequeña se vio que en belleza iba a superar a la madre. A la edad de catorce o quince años, empezaba a ser cortejada por los mozos ricos del lugar, pero su tío, no quería concederles la mano de la sobrina sin su consentimiento, pues era de la opinión de que “no habían de dar los padres a sus hijos estado contra su voluntad” (dar en matrimonio). Cuando se lo decía, ella contestaba que no estaba todavía preparada para el matrimonio, razón por la cual el tío no insistía.
Un día decidió hacerse pastora, se vistió como tal y se marchó al campo. Hizo saber que su intención era permanecer soltera.  Gran parte de los jóvenes se hicieron pastores, siguiéndola. Por su belleza y su afable trato, enamoraba a los jóvenes. Estos suspiraban por ella, pero ella, cuando le proponían el matrimonio, los rechazaba, poniendo algunos al borde del suicidio. Cerca de donde se encontraban había un bosque, en cuyas hayas aparecía grabada y escrita el nombre de Marcela. Grisóstomo, la adoraba. Pensaba el cabrero que el desdén de Marcela era la causa de la muerte de Grisóstomo.
Don Quijote agradeció a Pedro la narración del cuento; éste le dice a don Quijote para que el relente no perjudique su herida; don Quijote pensando en Dulcinea; Sancho se acomoda entre Rocinante y su jumento.
Comentario
El Quijote es una novela llena de novelas. Unas guardan más relación con la trama que otras. La que trata este capítulo, pertenece a la segunda. Pertenece al género de la novela pastoril, muy en boga en la época.
El catedrático de Literatura Española de la Universidad de Valladolid, Javier Blasco, comenta el capítulo, explicando en primer lugar el marco espacial y literario: Un pastor, Pedro, trae noticias de lo que ocurre en el pueblo: ha muerto Grisóstomo, persona querida en el lugar, por el amor que siente por Marcela y el desdén que ésta le ha mostrado. A consecuencia de ello el pueblo está alborotado por el hecho en sí y el testamento que Grisóstomo ha dejado.
La historia se distribuye en tres tiempos: a) uno inicial en el que Pedro, in media res, es decir, comienza a contar la historia, no desde el principio, puesto que los pastores que están con don Quijote, ya lo conocen; b) Dado que ni don Quijote ni los lectores no conocen los antecedentes de la noticia, Pedro los cuenta; c) la historia se va a abrir hacia el pasado (I, 13 y 14), pero va a concluir en el presente. De esta manera, don Quijote será también coparticipe de lo que ocurre, como veremos en el próximo capítulo y con ello poner en práctica el punto de vista o perspectiva de varios personajes como le gustaba a Cervantes.
El tercer aspecto que señala el profesor Blasco tiene que ver con las correcciones que don Quijote le va haciendo al habla de Pedro y el foco del relato se pone en el drama personal que tienen los dos personajes principales: Marcela y Grisóstomo.
Por último señala las dos direcciones a las que apunta la noticia que da el pastor Pedro: a) el suceso trágico de la muerte de Grisóstomo; b) el alboroto en que ha quedado sumido el pueblo. Acabado el relato, don Quijote dormirá "ensayando la imitación de lo enamorados de Marcela, tejiendo con los recuerdos de Dulcinea la tela de su vigilia; Sancho, por fin conciliará el sueño.

El creador de la escuela de filología española, catedrático de la Universidad de Madrid, y director de la Real Academia,  Menéndez Pidal, ya notó que el episodio de Grisóstomo está directamente inspirado por un conocido romance de Juan del Encina.
 Los pastores de esta novela pastoril,  se oponen por la cultura que tienen: cultos e ilustrados, como Marcela y Grisóstomo, y rústicos, que se expresan con muchos vulgarismos, constantemente corregidos por don Quijote, como Pedro. El habla de este último con sus constantes vulgarismos es un ejemplo vivo del realismo expresivo que Cervantes quería reflejar en la novela. Su habla nos produce risa por las confusiones a que da lugar, como es el caso de sarna por Sara, en la confusión de Pedro.  La función que tiene este nuevo narrador es la de introducir este relato pastoril y bosquejar los errores que se producen cuando el amor no está basado en la armonía de las personas.
Sobre el realismo expresivo de Cervantes hay que referirse nuevamente al catedrático de Lengua Española de la Universidad de Madrid y director de la Real Academia,  Lázaro Carreter. Cuando se realiza el escrutinio de la librería, sabemos por boca del cura que el Palmerín de Inglaterra se libra por “las razones cortesanas y claras, que guardan y miran el decoro del que habla con mucha propiedad y entendimiento”.
“El decoro –nos dice Lázaro- es la adecuación  del modo de expresarse el personaje a su calidad y carácter”. En este capítulo nos muestra las diferencias culturales que se dan entre los pastores: Pedro, vulgar e inculto, pero con sentido común, como prueba las valoraciones que realiza de Marcela y su tío, frente a Grisóstomo, convertido en orate por dejarse llevar por sentimientos virtuales.
Otro aspecto importante que se destaca en el capítulo es la connotación moral que Cervantes quiere transmitir con el caso de la muerte por amor de Grisóstomo. Este se enamora tan locamente que pierde el juicio. No llega a amarla, sino a adorarla, sin ser correspondido por ella, pues dice que no lo quiere. Con su actitud bosqueja lo que es el amor para Cervantes:  un dogma, basado en la correspondencia entre dos personas, en  armonía. Si esta no se da, se produce un error tan grande en el que lo comete que termina en tragedia. Esto es lo que le pasa a Grisóstomo. Marcela es una mujer hermosa y honesta, pero exige un principio que está unido al amor: la libertad, sin ésta no es posible que se dé. La consecuencia del amor, para Cervantes, es el matrimonio, pero Marcela, al no estar enamorada, no lo acepta. Sin embargo, su tío, el sacerdote, que le hubiese gustado que se casase, especialmente porque la veía con edad y  por lo muy solicitada que estaba, lo cual, parece decirnos Cervantes, que una mujer muy hermosa soltera, causa más daño que bien.
El sacerdote se nos presenta como una persona prudente, especialmente cuando se hace eco del viejo apotegma de que en el casamiento el amor ha de estar ahormado por la voluntad, pues sin voluntad por una de las partes, se quiebra la libertad que debe de regir para el matrimonio. También junto a este tema coexiste el viejo tema del amor y la muerte, puesto de manifiesto por el suicidio de Grisóstomo.   

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